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México evitó la imposición de aranceles del gobierno de Donald Trump contra productos nacionales. Sin embargo, quedan frentes abiertos en materia comercial con Estados Unidos.

Entre los pendientes está la ratificación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) por parte de los congresos. Otros están en la congeladora, la mayoría en manos del Departamento de Comercio estadounidense.

Uno de los puntos de mayor conflicto es el arancel de 17.5% contra el jitomate mexicano y la propuesta que presentó hace unas semanas el gobierno estadounidense para que cuando haya sospechas de que un país provocó una subvaluación de su moneda, se impongan cuotas compensatorias contra éste.

De acuerdo con fuentes gubernamentales, se está frente a una herramienta discrecional, pues de convertirse en realidad esa legislación para acusar a un país de devaluar su moneda, podrá argumentar que hay subsidios a las exportaciones y pueden imponer arbitrariamente una cuota compensatoria.

El problema que observan es que se trata de una política proteccionista, por la que pueden decir que hubo una subvaluación directa del gobierno, en lugar de tomar en cuenta que se trata del entorno externo.

Esas modificaciones fueron parte de la propuesta que hizo en los últimos días de mayo el Departamento de Comercio, a cargo de Wilbur Ross, quien dijo: “Estos cambios pondrían en aviso a los exportadores de otros países que el departamento puede sancionar los subsidios de divisas que dañen a las industrias estadounidenses”.

En el caso del jitomate mexicano, el pasado 6 de febrero, el gobierno estadounidense anunció que decidía dar por terminado a partir de mayo casi 25 años del llamado acuerdo de suspensión.

El convenio consistió en que los estadounidenses suspendieron una investigación contra los exportadores mexicanos de jitomate y se evitó el pago de 17.5% contra la hortaliza, a cambio de que se fijaran quinquenalmente los precios mínimos a que debía venderse el alimento nacional en el mercado del país vecino.

Además, sigue pendiente la conformación de grupos de trabajo para establecer las medidas que se implementarán contra las importaciones de acero y aluminio subsidiado, los cuales son parte de los acuerdos que convinieron el pasado 17 de mayo.

Otro de los acuerdos que aún falta aterrizar es el sistema de monitoreo de importaciones de aluminio y metales en la región, considerando aquellos productos que contengan mineral de hierro fundido.

Entre los avances en materia comercial se logró eliminar el arancel de 25% al acero y de 10% al aluminio y evitar la imposición de 5% contra todas las exportaciones mexicanas a Estados Unidos.

En ambos casos existe la posibilidad de que se retorne a nuevos aranceles, ya que para los metales, de haber un súbito incremento de importaciones, hay manera de gravarlos con 25%, mientras que “se suspendió indefinidamente” la amenaza de que se cobrarán aranceles de 5% y que se incrementarán gradualmente para llegar a 25%; sin embargo, no se habla de eliminación total.

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