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El Banco Mundial mejoró ligeramente su perspectiva de crecimiento para México, de 2.4% que tenía en abril a 2.5%, a partir del efecto positivo que ha tenido la depreciación cambiaria en la competitividad y el firme consumo.

Considera que el Producto Interno Bruto (PIB) mexicano tendrá un importante apoyo en Estados Unidos, aunque prevé que aquella economía registrará una expansión menor a la esperada en abril, resultado del efecto del fortalecimiento del dólar y el bajo precio del petróleo en sus empresas.

“El débil desempleo y la moderada inflación han favorecido al consumo (…) Se espera un fuerte crecimiento de la inversión en México, a medida que se materialicen los beneficios de las recientes reformas estructurales adoptadas”, prevén en la actualización de su reporte anual Perspectivas Económicas Mundiales.

En una expectativa de más largo plazo, consideran que la economía mexicana irá fortaleciéndose de aquí al 2018, de manera que el PIB tendría registros de 2.8% el año entrante y de 3% al cierre de la administración de Enrique Peña Nieto.

Esta recuperación será consistente con el mejor desempeño del comercio, inversiones y flujos de remesas desde Estados Unidos, detallan.

Depreciación favorable

El CEO en México de la aseguradora de crédito Coface, Bart Pattyn, explica que la depreciación del peso ha ayudado a la economía mexicana, si se toma en cuenta que 30% del PIB está apoyado hoy en el comercio exterior.

“Al haberse debilitado el peso mexicano frente a otras monedas, se ha fortalecido la competitividad de los productos mexicanos respecto de los chinos, por ejemplo, en el mercado de Estados Unidos”, detalla.

Incluso las armadoras que utilizan productos de importación para tener su producto final, matiza, han tenido un efecto neutro porque están produciendo con mano de obra que pagan en precios de moneda local, que están contenidos por la inflación históricamente baja.

Según el análisis del Banco Mundial, el desempeño de México tendría un impacto positivo en las economías de Centroamérica, cuyas divisas han sufrido también un deslizamiento competitivo. No obstante, los expertos del organismo explican que no alcanzarán a dar el contrapeso suficiente para revertir la contracción que por segundo año consecutivo registrará la región en general.

EU y su bajo efecto mundial

No obstante el panorama positivo que esperan para México, la previsión para la primera economía del mundo, Estados Unidos, es menos favorable que la observada por el mismo banco al iniciar el año.

De acuerdo con sus perspectivas, Estados Unidos tendrá una expansión de 1.9% este año, que resulta ocho décimas inferior a la que tenían en enero.

Este deterioro en el pronóstico para EU es consecuencia del efecto que está teniendo en su maquinaria productiva la apreciación del dólar y la caída del precio del petróleo. Esta última ha impactado negativamente la industria extractiva estadounidense.

Este menor desempeño de EU contribuirá al “frenazo” de la economía global, que llevará al PIB a una expansión de 2.4% este año.

De acertar con la previsión, éste sería el año del menor crecimiento para el mundo, desde la Gran Recesión.

Sur arrastra PIB regional

Según el pronóstico del BM, América del Sur es arrastrada por las tres grandes economías: Brasil, Argentina y Venezuela, que se mantienen en recesión, mientras Bolivia, Chile y Colombia sostienen la fase de desaceleración.

El organismo prevé que América Latina tendrá una contracción de 1.3% este año, que profundiza la caída ya observada en el 2015 de 0.7 por ciento.

Y destaca que es la primera vez en tres décadas que la región registra dos años consecutivos en recesión. Ni siquiera en la crisis del 2009 tuvo datos negativos.

La contracción del gigante regional, Brasil, será de 4% y podría continuar el año entrante para alcanzar un registro de -0.2 por ciento.

En tanto, Argentina tendría un registro negativo en 0.5%, y Venezuela, con su tercer año consecutivo en recesión, llevaría al PIB a -10.1 por ciento.

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