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El panorama del gasto que se ejerce con la finalidad de detonar la productividad del campo mexicano podría reconfigurarse, según el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) 2017.

La Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) mencionó siete programas como detonantes para obtener resultados en el corto y mediano plazos; sin embargo, estos esquemas sufrirían recortes importantes en caso de concretarse la propuesta del Ejecutivo.

De acuerdo con el PPEF 2017, los siete programas a cargo de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (Sagarpa) son: de Fomento a la Agricultura; Fomento a la Productividad Pesquera y Acuícola; Productividad y Competitividad Agroalimentaria; Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria; Apoyos a Pequeños Productores, y Apoyos a la Comercialización.

“La Sagarpa (…) ha instrumentado siete programas, con los que se pretende transitar de subsidios aislados hacia inversiones e incentivos productivos complementarios a la actividad, detonando las potencialidades de las inversiones existentes para tener resultados en el corto y mediano plazos”, explica la Secretaría de Hacienda en el PPEF 2017.

Sin embargo y según el PPEF 2017, estos siete programas sufrirían recortes, en algunos casos de hasta poco más de 50% respecto a lo que se les presupuestó para este 2016.

Con base en datos del Consejo Mexicano para el Desarrollo Rural Sustentable, este medio encontró que el programa más afectado sería el de Fomento Ganadero, que recibiría el siguiente año 2,798 millones de pesos, es decir una caída real de 51% respecto a lo programado para este año.

Este esquema tiene la finalidad de apoyar a productores del sector rural para facilitarles el acceso al financiamiento.

Asimismo, el programa de Apoyos a la Comercialización, dirigido a cosechas con problemas de colocación, tendría una disminución real en su presupuesto de 37%, al pasar de 12,471 millones a 7,871 millones de pesos.

El programa de Fomento a la Agricultura, el cual busca incrementar la productividad de las unidades económicas rurales agrícolas mediante incentivos económicos, sufriría una caída real de 33%, pues según el PPEF 2017 recibiría 15,348 millones de pesos contra los 22,997 millones de pesos presupuestados para este 2016.

De acuerdo con el PPEF 2017, dos programas se fusionarían, el esquema de Productividad Rural y el de Apoyos a Pequeños Productores. En el 2016, estos dos programas en su conjunto contaron con un presupuesto de 16,764 millones de pesos y de acuerdo con el proyecto para el 2017, ya con la fusión, el esquema subsistente (Pequeños Productores) contaría con 12,583 millones de pesos, es decir una disminución real de 27 por ciento.

“Derivado de las evaluaciones de diseño 2016, de los dos programas se definió que atienden a la misma población objetivo y por lo tanto existen coincidencias entre sus componentes. Es por ello que se considera fusionar ambos programas (…) con un enfoque más integral y focalizando su población objetivo en los estratos de menores ingresos”, se explica en el PPEF 2017.

Los otros esquemas afectados serían el de Productividad y Competitividad Agroalimentaria, con una caída real de 26%; el de Fomento a la Productividad Pesquera y Acuícola (-21%) y el de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria, que en términos absolutos recibiría en el 2017 los mismos 2,678 millones de pesos que este 2016, pero con el efecto inflacionario tendría una caída de 3.21 por ciento.

Eficientar recursos

Para Rodolfo de la Torre, director del programa de Desarrollo Social con Equidad del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY), este recorte, que va en sintonía con el que sufriría la Sagarpa de 29.1% para el próximo año, podría impactar parte del gasto productivo del campo en México.

“El problema es que el gasto que se ha dedicado a este rubro ha sido muy ineficiente con una distribución bastante inequitativa. Entonces, no es claro cuál sería el efecto final del recorte, pero es posible que sea en buena medida por gasto que no se justificaba; sin embargo, con él habría un recorte que tenía un impacto productivo”, comentó en entrevista.

El representante del CEEY indicó que las fusiones y recortes de los programas enfocados al campo posiblemente estén justificados, pues existe un problema de administración de recursos que impide que éste tenga un impacto productivo.

“Probablemente estén justificados la fusión y recorte de algunos programas, pero con estas medidas se debería acompañar de una serie de cambios, como por ejemplo redistribuir gastos de Procampo para que se beneficie más a los productores pequeños y medianos y menos a los de grandes extensiones de tierra”, comentó.

De la Torre explicó que el panorama del campo en México es distinto según las regiones: “Tenemos productores en el norte que tienen disponibilidad de crédito, infraestructura de riego, que les permite una alta productividad y luego en la parte del sur, donde se tiene una infraestructura más limitada, con poco acceso al crédito y a otros recursos”.

El especialista comentó que en caso de que existan menos recursos para el campo en el 2017, éstos deberían enfocarse en apoyar productos que suelen cosecharse sólo por temporalidades.

“En los últimos 10 años, la agricultura se ha beneficiado de precios de los alimentos que inusualmente eran altos (…) pero lo que hace falta es concentrarse en agricultura temporal que tiene un rezago importante. Ahí es donde deberían de concentrarse los menores recursos que se tendrían”.

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