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Una eventual cancelación de la nueva terminal aérea por el cambio de administración federal implicará un costo de 120 mil millones de pesos, resultado de penalizaciones por incumplimientos de contratos y la liquidación de personal, entre otros gastos, estimó Federico Patiño, director de Grupo Aeroportuario de Ciudad de México (GACM).

El encargado de la obra transexenal más relevante de la presente administración, y de los últimos 50 años, estimó que ese costo equivale a cerca de “la mitad del valor total del aeropuerto, pero sin aeropuerto”.

En una reunión en la residencia oficial de Los Pinos, Patiño agregó que, a la fecha, en el Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) se han invertido 40 mil millones de pesos y a final del año la cifra llegará a 70 mil millones, por lo que el cálculo del costo de cancelación considera esta inversión, más posibles penalizaciones y demandas.

Para diciembre, mes en que cambia la administración federal, se habrán contratado 180 mil millones de pesos; hasta ahora suman 140 mil millones de pesos.

En tanto, Eduardo Sánchez Hernández, vocero de la Presidencia de la República, agregó que de darse una cancelación de la obra se perderán los 70 mil empleos que a finales de este año existirán en el nuevo aeropuerto y se dirá adiós a 450 mil plazas en el periodo de mayor intensidad de construcción.

“Sin contar la enorme pérdida desde el punto de vista social y la reputación de México ante todos los inversionistas extranjeros que han apostado por esta obra, por lo que ya no habría crédito para México”, estimó el vocero presidencial.

Enfatizó que la alternativa de incrementar la capacidad del aeropuerto de la base militar en Santa Lucía, Estado de México, es absolutamente inviable, por lo que cancelar el nuevo aeropuerto sería una “barbaridad”.

En este año se prevén obras por 50 mil millones de pesos, y al cierre de año se tendrá obra contratada por 190 mil millones de pesos. Sánchez estimó que al finalizar la administración se tendrán avances importantes en la torre de control y en el edificio terminal, así como la conclusión de la cimentación, lo que representará un avance global de 45 por ciento.

Patiño descartó que la próxima administración enfrente presiones financieras para pagar el NAIM, y aseguró que su construcción está blindada contra la corrupción.

“Se está construyendo con total apego a la legalidad; todo es público, transparente, es una caja de cristal a través de la cual cualquier ciudadano” puede consultar y acceder a la información de los contratos, las licitaciones y avances de las obras, agregó.

A la fecha, el financiamiento privado suma 6 mil millones de dólares colocados en dos bonos verdes que han recibido reconocimientos internacionales, a los que se suman 30 mil millones de pesos, equivalentes a mil 600 millones de dólares de Fibra E.

La nueva terminal se financia con un esquema mixto de recursos públicos y privados; su fuente de pago son los recursos provenientes de la tarifa de uso aeroportuario —del que está en operaciones y del que entrará en funcionamiento en 2020.

Claves

“Es una caja negra”

• El presidente de la Comisión Especial de Seguimiento a la Construcción del Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México de la Cámara de Diputados, Rafael Hernández Soriano, cuestionó la opacidad del proyecto y lo calificó de “caja negra”.

• “No solo no es una caja de cristal, sino, a varias solicitudes que le hemos hecho de que revelen los compromisos adquiridos en los préstamos, han demostrado que el financiamiento de la construcción es literalmente una caja negra”, dijo.

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