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Síntesis Informativa

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Durante las madrugadas de los siglos XIX y de la primera mitad del XX, los knocker ups recorrían las calles de Inglaterra e Irlanda. Armados de bastones, cortos para las puertas y largos para las ventanas de pisos superiores, golpeteaban hasta cerciorarse de que sus clientes se habían despertado. A cambio de su labor de despertadores humanos, los knocker ups recibían un puñado de peniques a la semana. Con la aparición de despertadores mecánicos baratos y confiables, los últimos knocker ups dejaron de transitar las calles británicas durante la década de los 50.

Los cambios tecnológicos han causado que con el tiempo diversas profesiones y oficios se vuelvan obsoletos. Gracias a estas transformaciones, las condiciones materiales que alguna vez hicieron posible el florecimiento de un tipo de trabajo, pueden desaparecer. La introducción de la contabilidad electrónica por parte de las autoridades fiscales y la creación de sistemas contables, con los que los empresarios pueden aminorar la carga administrativa de sus negocios, podría ser una de estas transformaciones.

En opinión de Gilberto Sánchez, director general de Aspel, empresa mexicana que ofrece numerosos servicios de contabilidad informática para las empresas, esto no va a ser el caso. “Los contadores ya no están para arrastrar el lápiz, sino para tomar decisiones y recomendar a los empresarios cuáles son las mecánicas fiscales más convenientes”, dijo en entrevista para El Contribuyente.

“En las universidades, tanto públicas como privadas, lo que vemos es que aprenden a hacer estas operaciones manualmente, aunque posteriormente lo hagan en nuestros sistemas”, dijo. También resaltó que en conversaciones con el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, ha observado que año con año es mayor la matrícula de estudiantes que estudian contaduría. En la actualidad, dice Sánchez, el contador debe estar al tanto de los asuntos técnicos para elaborar una estrategia fiscal conveniente dentro de los parámetros que la ley permita.

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