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Dyna Ware

Daniel Romero Suárez

Varias veces me he detenido a pensar si el mejor camino profesional que una persona puede tomar es el de emprender su propio negocio o trabajar para una organización ya establecida en el mercado.
Ciertamente esta duda ha estado en más de una cabeza, ya que involucra una decisión donde incurren muchos factores y que, muy probablemente, cambie el curso de vida de la persona.

Es inevitable que una persona considere, en alguna etapa de su vida, el emprender su propio negocio. Pero, al hacerlo, se presentan ciertas dudas que “nos mueven el piso” y que, inclusive, llegan a robarnos el sueño. ¿Qué tal si el negocio no funciona y pierdo todo lo que invertí?, ¿qué pasa si renuncio a mi trabajo actual y resulta que el emprender no es lo mío?, ¿podré sobrellevar la presión de emprender tomando en cuenta las enormes responsabilidades que caerían en mis hombros? Estas y otras dudas son las que atormentan la mente de todas las personas que consideran la opción de iniciar un negocio propio sacrificando una condición de estabilidad económica y laboral en su trabajo actual.

Este dilema mental es uno de los principales filtros que existen entre quienes piensan en ser emprendedores y quienes realmente logran convertirse en ello.

Para convertirse en un emprendedor exitoso, desde mi punto de vista, existen tres puntos básicos que se deben respetar y seguir:

-* No rendirse a mitad de camino luego de haber decidido emprender.
-* Tener una muy bien definida visión a futuro del negocio, sin descuidar, con ello, los pasos que se ejecutarán en el día a día.
-* Estar comprometido con el proyecto (PASIÓN).

Si no se puede cumplir alguno de los puntos anteriores, entonces la idea de emprender debe ser considerada nuevamente ya que muy seguramente el futuro del negocio estará marcado por cientos de obstáculos que pueden desmotivarnos e incluso hacernos desertar, involucrando, con ello, la pérdida de valiosos recursos y tiempo.

Por otro lado, el emplearse maneja una serie de ventajas y desventajas, ya que si bien no trabajamos con nuestra propia inversión y no recae tanta responsabilidad y presión sobre nuestros hombros, se nos demanda resultados para poder crecer o, cuando menos, mantenernos dentro de una organización. Dentro de las principales desventajas que esta alternativa representa, se encuentra el que no somos nuestros propios jefes y que las órdenes siempre vendrán de arriba. Además, está el hecho importante de siempre estar a la espera de una renovación de contrato y el temor de que en algún momento la organización decida prescindir de nosotros.

No existe una opción correcta y otra incorrecta. Tanto el emplearse como el emprender son muy buenas opciones y dependen mucho del perfil y el grado de compromiso de cada individuo. Es necesario que cada persona examine internamente su vocación, habilidades, actitud frente al riesgo y, sobretodo, identificar la actividad por la que sienta PASIÓN antes de tomar una decisión frente a este dilema.

Daniel Romero Suárez es de origen ecuatoriano. Es Licenciado en Administración de Empresas egresado del Tecnológico de Monterrey Campus Estado de México. Actualmente colabora como Ejecutivo Mercadotecnia de DynaWare.


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