Nueva guía de la IFAC facilita el manejo de las complejidades

(Nueva York, Agosto 14, 2013) – El Comité de Contadores Profesionales en Empresas (PAIB) de la Federación Internacional de Contadores (IFAC), la organización global para la profesión contable, ha emitido una guía internacional de buenas prácticas, Valoración de proyectos e inversiones para la creación de valor sostenible.

La guía se presenta como un apoyo al asesoramiento brindado por la profesión contable en términos de organización sostenible, mercados financieros y economías, proporcionando principios guías que permiten gestionar las complejidades de una valoración sólida de proyectos e inversiones. Es posible lograr mayor rigurosidad en el proceso de valoración y decisión, utilizando los principios como referencia para la valoración de la práctica actual de una organización.

“En el mundo actual, ya no es suficiente que las decisiones de inversión sean valoradas con base en criterios financieros únicamente. Si bien esta guía resalta la importancia de una valoración rigurosa de proyectos e inversiones, se hace a fin de facilitar la toma de decisión a largo plazo e incorporar las consideraciones económicas, ambientales y sociales,” comentó Roger Tabor, presidente del Comité PAIB. “La guía revisada define igualmente el rol fundamental desempeñado por los contadores profesionales en las empresas en términos de asesoramiento sobre la aplicación de los principios financieros y la teoría que están siendo probados durante este periodo actual de inestabilidad del mercado.”

El rol de los contadores en empresas es fundamental ya que permiten a las organizaciones garantizar un enfoque metódico y analítico que refleje la valoración de proyectos e inversiones. En la práctica, se incumple generalmente con los principios fundamentales de las finanzas corporativas, generando una destrucción de valor para los accionistas y demás partes interesadas. Frecuentemente, las decisiones ignoran los costos y los beneficios asociados con impactos externos más amplios—sociales (por ejemplo, prácticas laborales), económicos (por ejemplo, comunidades), y ambientales (por ejemplo, la contaminación). Al introducir una mayor rigurosidad, las organizaciones pueden valorar todos los aspectos importantes de un proyecto o una inversión.

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