LAS SOCIEDADES CORPORATIVAS OLVIDADES, PERO VIGENTES
Mtro., L.D., C.P.C. E.F. y P.C.Fi. Rodolfo Jerónimo Pérez
Integrante de la Comisión de Consultoría del IMCP
Era eso o el fin. Aposté los últimos 5,000 dólares en Las Vegas… y gané 27,000. Una semana más de vida para FedEx.
Frederick W. Smith, fundador de FedEx
Introducción
FedEx no nació como una empresa tradicional. Su historia se escribió con decisiones audaces y una fe inquebrantable. Smith, tras recibir una calificación mediocre por su tesis sobre paquetería exprés, vendió todo lo que tenía para fundar la compañía.
Cuando el negocio se tambaleaba, apostó el último dinero de la empresa en un casino: era eso o cerrar al día siguiente. Para su fortuna, ganó 27,000 dólares que le permitieron pagar salarios y otras obligaciones. Fue una semana más… que se convirtió en un mes más… y, eventualmente, en una historia de éxito global.
Este episodio, sin duda, es una poderosa lección sobre la convicción empresarial. Pero más allá de lo inspirador que resulta, hay otro detalle que suele pasarse por alto en nuestro país: el modelo jurídico bajo el cual opera FedEx en diversos países, incluido México.
O sea, ¿cómo? ¿FedEx no opera como todas las empresas en México?
¿No es una S.A., S.A. de C.V. o una SAPI?
Al fin y al cabo, esas son las estructuras que más se utilizan para hacer negocios en el país. Es más: desde la universidad nos enseñan que las demás figuras —salvo quizá la S. de R.L.— están en desuso.
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