La aprobación de la reforma en el código fiscal estadounidense el 22 de diciembre de 2017, firmada por el presidente Trump, agrega un sentido de urgencia a realizar ajustes tributarios en México, sobre todo por la pérdida de ventajas competitivas de carácter fiscal en el corto y mediano plazo. Es importante analizar cómo México debe responder a esta reforma, aunque el contexto político lo hace difícil. Se debe actuar para minimizar los impactos que puedan tener la reducción de impuestos a las empresas aprobado en Estados Unidos.

La reducción de la tasa corporativa de 35 a 21 por ciento en EU que pone a México como un país costoso en materia fiscal, ya que su tasa de impuesto corporativo se ubica en 35 por ciento. La tasa compuesta (federal y local) es de 25 por ciento en EU; Hacienda dice que en México es de 27 por ciento y en el promedio de países de la OCDE se ubica en 22.82 por ciento, es decir, estamos muy altos.

Actualmente 22 por ciento de los ingresos del gobierno federal provienen de la recaudación empresarial, 21.6 de personas físicas, 14 de seguridad social, 1.8 del predial y el 40 por ciento lo representa el consumo, pero como se devuelve este cobro, el gobierno se queda sin estos recursos. Uno de los mayores daños que se está teniendo en materia fiscal a las empresas es el 10 por ciento que se cobra a dividendos.

Se exhorta a las autoridades llevar a cabo una reforma fiscal integral que permita fortalecer las finanzas públicas y que a su vez impulse la inversión a través de mayor competitividad fiscal a nivel internacional. Pese que la reforma tributaria de Estados Unidos es mala, regresiva y desigual y si bien no se han registrado salida de capitales, porque la mayoría de los fondos que invierten en México están exentos de impuestos, son de pensiones, y de todas formas no pagan impuestos, afectará a nuestro país, por lo que la propuesta que hacemos al gobierno mexicano es que se aplique el IVA generalizado, exentando una canasta básica.

Además en México se anticipa un año con un alto grado de incertidumbre, particularmente por el proceso de renegociación del TLCAN, por los efectos de la reforma tributaria de Estados Unidos y las elecciones presidenciales en nuestro país.

El IMEF reitera el exhorto que ha hecho a las autoridades para impulsar una reforma fiscal integral que fortalezca las finanzas públicas, pero que a la vez promueva la inversión a través de mayor competitividad fiscal a nivel internacional. Para esto, el IMEF recomienda los siguientes puntos:

• Incluir una depreciación acelerada general que apoye a disminuir las tasas efectivas de Impuesto sobre la Renta (ISR) en los primeros ejercicios y fomente la inversión.

• Aprobar una tasa de ISR menor que aplique a las utilidades fiscales que se reinviertan en las empresas.

• Permitir la deducibilidad total de las prestaciones de previsión social, ya que la parcialidad de su deducibilidad actualmente implica una mayor tasa efectiva de ISR en México.

Liga El Financiero clic aquí