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EL ECONOMISTA, SECCIÓN VALORES

La reforma fiscal que se presentará en septiembre no será sencilla. Viene una etapa de deliberación importante, reconoció la Secretaría de Hacienda. Lo anterior, debido a los tratamientos especiales y exenciones que tiene el sistema fiscal, el problema de la heterogeneidad en las empresas y la elevada informalidad, explicó el subsecretario de Ingresos de Hacienda, Miguel Messmacher. Al clausurar el seminario internacional Política Tributaria: desafíos y tendencias, reiteró que la reforma fiscal buscará que pague más quien más tenga. Pero lo importante es que será la primera vez que se alcance una reforma fiscal para detonar el crecimiento y no para salir de una crisis. “Cualquier reforma fiscal que se proponga estará pensada en el crecimiento y desarrollo, lo cual es una oportunidad única, porque históricamente se han hecho por las crisis.

Han sido reactivas”. Messmacher estuvo ayer en el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados y anticipó que no será fácil construir el cambio que se requiere en materia fiscal. Y es que por un lado, indicó, se tienen tratamientos especiales que no sólo generan un boquete, sino que benefician a quien no lo necesita. Por otro lado, hay una pluralidad de empresas en nuestro país y un ciclo industrial que no funciona de manera adecuada. Se requiere, consideró, revisar el marco fiscal para que las empresas de menor tamaño se puedan expandir y pasen al sector formal. Además, en materia de informalidad, agregó, hemos caído en un círculo vicioso con niveles de recaudación bajos. Se debe dar los incentivos por medio del sistema tributario y el gasto público para romperlo.

 


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