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La aprobación de la reforma fiscal en Estados Unidos por parte del Senado es una respuesta que busca calmar los ánimos generados por los escándalos ocurridos en lo que lleva la presidencia de Donald Trump, consideró María Francisca Fonseca, directora del Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien).

La académica opinó que el documento aprobado por los senadores de esa nación es una decisión de carácter político y que busca dar credibilidad ante el caos que se ha generado entorno a la administración de Trump, por lo que resulta ser una decisión para tranquilizar a sus seguidores.

Sin embargo, Fonseca consideró que la reducción de 35 a 20 por ciento en las tasa corporativas en las empresas estadunidenses no favorecerá a la clase media y baja de la Unión Americana, es decir, al grueso de la población, sino a quienes perciben más y a las empresas estadunideses.

En el caso de México, los efectos de la reforma fiscal esadunidense se reflejará en la reducción de la inversión extranjera, pues si las empresas veían que en este país la mano de obra resultaba ser barata, con las modificaciones, las compañías que operan en Estados Unidos optarán por no mover sus inversiones.

Al ser inquirida sobre si México debe responder cuanto antes a modificar su política fiscal, la decana de la región sur comentó que el país debió estar preparado para esto desde hace mucho tiempo. Acotó que si bien este tema afecta al desarrollo económico mexicano, otro problema que afecta mayormente y que no ha sido resulto es la inseguridad y la corrupción.

Fonseca agregó que tampoco es viable que el impuesto sobre la renta (ISR), que es el equivalente a las tasas corporativas, baje, pues de igual manera que en Estados Unidos, esta medida sólo beneficiará a quienes más tienen y poco a quienes perciben menos salario.

Además, el ISR no se puede usar como un pretexto para recaudar más impuestos como han argumentado las autoridades hacendarias, pues “hay suficientes ingresos, aunque la clase política diga lo contrario, que el dinero que alcance es porque se usa usa en donde no se debe de usar”.

Concluyó que efectivamente la reforma fiscal viene a complicar más las cosas, pero la solución a esto como al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) es cuestión de voltear a ver otros horizontes.

CCE busca “política espejo”

En días recientes, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), Juan Pablo Castañón, consideró que México debe contar con una “política espejo” a esta situación que afecta mucho más que la renegociación del TLCAN, pero está no debe implicar un aumento en el gasto y tampoco más impuestos.

El líder del organismo cúpula sostuvo que se puso en contacto con José Antonio González Anaya, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) para trabajar en los márgenes de maniobra y los posibles escenarios para crear mecanismos que puedan dar respuesta a la reducción de las tasas corporativas.

Por otra parte, hasta antes de la aprobación de la reforma en el Senado Estadunidense, el Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP) ha expresado que la vía para contrarrestar sus efectos y evitar que México quede en una desventaja competitiva, reducir el ISR, pero también generalizar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) con diferentes tasas, pero aplicable en todo el país y en todos los productos.

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