Aportación del Contador Público
C.P. Félix León Rojas
Director de Controlling Finanzas y Administración
Vicepresidente de Grupo OSRAM México
leonf@osram.com.mx
Han pasado ya 02 años desde que don Fernando Diez Barroso presentó el primer examen profesional como Contador en México. Desde entonces y hasta hoy, las condiciones en que los Contadores nos desempañamos han cambiado drásticamente. Durante mucho tiempo la profesión se enfocó en llevar los libros donde se registraba la información financiera: los tenedores de libros ocupaban su tiempo en la historia de la empresa y el cumplimiento de obligaciones fiscales y legales en relación a su situación financiera.
La economía mundial y mexicana ha cambiado mucho, las actividades que formaban parte del perfil central del Contador no sólo se han transformado, sino que en algunos casos han desaparecido. Como ejemplo tenemos la introducción de las herramientas de informática que han hecho posible que el trabajo de contadores de costos (que se encargaban de registrar todos los movimientos de materiales desde su compra, almacenamiento, paso por el piso de producción, almacenamiento como producto terminado y venta final) comience a desaparecer, dando paso al registro y control mediante códigos de barras y lectores electrónicos. Por supuesto que la profesión no desaparece, pero sí se transforma, y sólo aquellos que entendamos y tengamos la flexibilidad de aceptar y hacer ese cambio podremos permanecer y agregar valor real en la operación de las empresas.
Tradicionalmente la actividad del Contador se centra en el registro y emisión de información financiera en forma veraz y oportuna, apegada a las Normas de Información Financiera y a todos los reglamentos de carácter legal y fiscal; actividades que son importantes para cualquier empresa y sin las cuales sería muy difícil cumplir con las obligaciones más básicas en materia contable y fiscal.
Con el paso del tiempo y la entrada de corporativos transnacionales a México, las áreas financieras y contables de las empresas fueron especializándose (debido a la complejidad de sus operaciones y del entorno globalizado en que se desenvolvían), además de hacerse necesario crear otras dedicadas a actividades específicas como el de manejo de riesgo, auditoría y control, análisis financiero, tesorerías especializadas en manejo de valores en un entorno mundial y muchas otras más. Lo anterior llevó a que el área de contabilidad se limitara a realizar las tareas de registro de información financiera, emisión de estados financieros básicos y cumplimiento de obligaciones fiscales, de entre las más básicas. La especialización de esta actividad trajo como consecuencia que el radio de responsabilidad y enfoque del Contador se limitara también.
Sin embargo, si analizamos la situación empresarial del país, las estadísticas muestran que siete de cada diez profesionistas trabajan para el sector de las PyMES (que emplea al 72% de la fuerza laboral activa y representa el 99.8% de las empresas establecidas en México). Las PyMES cuentan con un número de empleados en el sector manufacturero menor a 250, y para el sector comercial y de servicios cuentan con un promedio de 00. Esta realidad pone en otro contexto al profesional de la contabilidad, ya que la especialización se da en menos del 2% del universo de las empresas en México. Tomando en cuenta la población empleada por las PyMES, es seguro que muchos de nosotros llegaremos a trabajar en empresas de ese sector.
Las necesidades de las PyMES y su contexto demandan servicios distintos a las de las grandes empresas. Muchas de ellas, además de cumplir con sus obligaciones fiscales y legales, tienen serios problemas para obtener financiamientos y sobrevivir en el actual entorno, en otras palabras, la función financiera es más crítica para ellos. A diferencia de las grandes empresas, las PyMES no cuentan con recursos para especializar sus departamentos financieros ni para contratar especialistas.
Las PyMES contribuyen con el 52% del PIB nacional2 lo cual representa un desafío importante, pues si la mitad de la economía descansa en este sector, el crecimiento del país y su desarrollo están fuertemente ligados al crecimiento del mismo.
En este contexto, las empresas con recursos limitados y que representan un peso importante en el país cuentan con áreas de finanzas dirigidas en su mayoría por el Contador general. Ante tal reto, el éste puede continuar haciendo sus funciones tradicionales de tenedor de libros y vigilante del cumplimiento de las obligaciones fiscales o puede convertirse en un actor que agregue valor a la empresa mediante su gestión y consejo.
Para que esto suceda es importante entender que el registro de la historia financiera de la empresa (contabilidad) no es la piedra filosofal con la que ésta pueda gestionar su desarrollo; y si bien es cierto que representa una base importante, intentar dirigirla con información histórica es como intentar manejar un auto mirando sólo el espejo retrovisor.
En la mayoría de estas empresas la actividad de registrar la historia contable y fiscal representa más del 80% del trabajo de los Contadores. Es cierto que los procesos internos no ayudan en tiempo ni espacio para hacer algo más que eso, pero este punto en particular va de la mano con la productividad y las buenas prácticas en los negocios. Esta sigue siendo una asignatura pendiente para el Contador: eficientar los procesos significa productividad para el área y la empresa en general. En la actualidad hay sistemas tecnológicos y opciones en el mercado que pueden ayudar en esta tarea, pues sus productores ya tienen en cuenta la necesidad del sector y han sacado diferentes versiones para apoyar a las PyMES.
El Contador debe entonces transformar su visión y dejar atrás las practicas que justificaban la razón de su posición. Es cierto que algunas de las actividades tradicionales no pueden eliminarse por completo, pero se debe buscar la disminución del tiempo invertido en ellas mediante la revisión de procesos como fue explicado previamente. De esta forma, pasaría de ser contabilizador y revisor de transacciones (invirtiendo en ello un 80% de su tiempo) a consejero y socio de la dirección, invirtiendo el mismo tiempo que en actividades necesarias que no agregan valor en la dirección y desarrollo de la empresa.
Al tomar en cuenta que todo accionista (sea persona física o moral) tiene como principal objetivo aumentar el valor de su inversión, la función del Contador sólo encuentra sentido si colabora activamente junto con los directivos en la búsqueda de acciones y estrategias que permitan aumentar el valor de las acciones. El sector de las PyMES en particular tiene una urgente necesidad de alcanzar este objetivo, ya que es la única fuente de permanencia y consolidación de sus empresas y, consecuentemente, del beneficio que conlleva para todos los que trabajemos en ellas y para la economía nacional.¿Cuáles son las competencias que deberá tener el Contador ante estos desafíos? Entre otras, destacan por su impacto:
Visión y entendimiento del entorno global. Dadas las condiciones globales en las que todos los países nos desenvolvemos, es casi imposible que los problemas de las economías internacionales no tengan efecto sobre las compañías locales y las PyMES. Se han escrito muchos artículos y análisis de cómo la crisis económica mundial está afectando no sólo a las grandes empresas, sino a toda unidad económica establecida que tenga o no operaciones internacionales.
Para enfrentar estos desafíos debe entenderse la manera en que nos podrían afectar y anticipar medidas que ayuden a contener sus consecuencias. La comprensión de las interrelaciones económicas entre los países del mundo ayuda a comprender lo que pasa con las economías locales cuando hay deslizamiento de las monedas, crisis en otros países y los efectos que éstas conllevan. Recordemos por ejemplo el efecto tequila originado en México, que tuvo un impacto sobre toda la comunidad latinoamericana; el efecto dragón originado por los países que conforman el tigre asiático y, de manera más reciente, la crisis económica mundial desatada por los problemas económicos de nuestro vecino del norte.
Manejo y entendimiento de los factores que generan valor en una empresa. Los negocios no crecen dejando de pagar impuestos o de registrar contabilidad. Crecen en la medida en que se gestionan para crear valor y en que los factores asociados se administran estratégicamente: el capital de trabajo, la rentabilidad y el costo de la estructura financiera de las empresas son elementos críticos que generan o destruyen valor por una buena o mala administración.
Mientras que por otro lado los asuntos operativos hacen que las empresas se sostengan o mueran (como es la adecuada administración de los flujos de efectivo), la disciplina en la elaboración de planes de negocio pone a los ejecutivos a pensar en un horizonte de largo plazo y en cómo llegar a él. Esto demanda del Contador no sólo conocimiento y manejo de las Normas de Información Financiera, sino también de los principios básicos de la contabilidad administrativa y el análisis y diagnóstico financiero (temas que sin duda fueron abordados en las aulas universitarias, pero que al no ser ejercitados y mucho menos aplicados, se olvidan).
Las corporaciones internacionales tienen los recursos para buscar el consejo de las grandes firmas de asesoría, sin embargo la mayoría de las PyMES no se pueden dar el mismo lujo y recurren a los recursos con los que cuentan, concentrados regularmente en sus contadores.
Habilidades de interrelación y comunicación personal. Aun cuando el Contador esté técnicamente capacitado para registrar, analizar y proponer estrategias financieras, la mayoría de las decisiones en la empresa son tomadas por familiares en puestos directivos y ejecutivos especializados en áreas como la ingeniería, medicina, abogacía y otras. Muchos de ellos se capacitan en temas financieros que les permiten entender el desarrollo de la empresa y tomar decisiones mejor analizadas, sin embargo, la fuente principal del análisis financiero en una PyME debería por naturaleza ser el Contador.
Aun cuando técnicamente se tengan las bases, si no se tiene la capacidad de transmitir información en forma clara, relevante y oportuna a cualquier audiencia, se pierde mucha de la influencia que el Contador podría tener en la conducción de la empresa. A esta actitud la llamo el don de traducción, que es la capacidad que puede tener el Contador de transmitir o traducir ideas, conceptos, objetivos y conclusiones de manera que el mensaje sea significativo, entendible y como consecuencia genere un cambio en quien lo recibe.
Nuestra profesión está llena de tecnicismos que impresionan a cualquier audiencia no especializada, pero que sirven de poco cuando tienen que convertirse en generadores de cambio y formadores de opinión a diferentes niveles en una empresa.
Liderazgo. Mucho de lo anterior se puede resumir con esta habilidad: la capacidad de influencia que tenga el Contador determinará el grado de penetración que tenga en la conducción de la empresa. Teniendo en cuenta que el Contador forma parte importante de la dirección, una vez que las propuestas son aceptadas deben ser llevadas a niveles operativos para traducirse en acciones que hagan realidad los planes establecidos.
Regularmente el valor de una empresa se crea o destruye en los niveles operativos, por lo que el Contador no sólo deberá proponer y defender posturas ante la dirección, sino influir en cada área funcional que contribuya a los objetivos definidos. Se convierte así en punta de lanza para introducir cambios y enfoques distintos a la empresa.
Sin una gran flexibilidad y habilidad para enfrentar el cambio nada de esto es posible, ya que implica una transformación completa en la forma en que nuestra profesión es vista. Estamos acostumbrados a controles y escenarios estables donde las políticas y procedimientos se convierten en las reglas naturales que gobiernan nuestro entorno. Si bien es cierto que son importantes para asegurar transparencia y exactitud a los accionistas y terceros que utilizan la información financiera, éstas son un medio y no un fin: no deben limitar nuestro criterio ni las iniciativas que puedan generar análisis financieros importantes y valor a las reglas, procedimientos y políticas.
En conclusión, podemos ver que la profesión del Contador no se está eliminando sino transformando. Dadas las condiciones de nuestro país, la responsabilidad y contribución que podemos hacer, especialmente al sector de las PyMES, es importante y trascendental. Muchos son atraídos por las deslumbrantes empresas transnacionales establecidas en el país, cosa que sin duda es buena, pues muestra que los ejecutivos mexicanos están a la altura de los internacionales para tomar cargos de responsabilidad como CFO o especializados en otras áreas. Sin embargo muchos de los profesionales de la contabilidad encuentran trabajo en el sector de las PyMES y ahí es donde su contribución es más relevante.
Es importante entender que la situación histórica es diferente a la que teníamos hace más de 00 años. No cabe duda que la forma en que los primeros Contadores asumieron su papel en las empresas de aquel entonces, al lado de grandes ejecutivos visionarios que las crearon o dirigieron, ayudó a posicionarlas en el lugar en que se encuentran ahora. Como ejemplo existen grandes corporativos mexicanos que son dignos de seguir, como Bimbo, Grupo Modelo y Grupo Carso entre otros.
A los Contadores de esta época nos toca entender el contexto y hacer el relevo para llevar a las empresas mexicanas (familiares y de todo tipo) a otro nivel de competitividad. Sin duda el Contador puede pasar de ser el tenedor de libros a ser el generador de valor para los accionistas de nuestras empresas.
Portal de internet de la Secretaría de Economía Contacto PyME, consultado el de Noviembre 2009.
2 Subsecretaria para la pequeña y mediana empresa, Secretaria de Economía.
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