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C.P.C. Juan Álvarez Villagómez
Presidente de la Comisión de Comercio Internacional del IMCP

La reforma sobre las leyes fiscales para 2014 han distraído nuestra atención, pues nos preocupa el porvenir y los efectos de los cambios que se discuten en el Congreso. El libre comercio que abanderó el primer tratado celebrado por México sucedió en 1994, y hoy, a 20 años de que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), vemos que nuestro país no ha logrado una aduana eficaz para evitar el contrabando. En el Instituto Mexicano de Contadores Públicos, A.C. (IMCP), consideramos que dos son los elementos que deben prevalecer en las aduanas: facilitación y regulación. Dos grandes objetivos que se miran contrapuestos, pero que son esenciales para todos los usuarios de las aduanas.

En materia aduanera, el proyecto de reforma no ha tenido tribuna, como no establece un gravamen nuevo, se ha dejado al margen. Esto responde también a que aborda temas de forma y no fondo, como la libertad que tiene todo contribuyente de realizar el despacho aduanero por sí mismo, sin intervención de un agente aduanal. Forma y no fondo, pues la opción de liberar las mercancías por el propio importador siempre ha existido mediante los denominados apoderados aduanales, así que no hay nada nuevo que reportar. Quizá lo rescatable es resaltar la apertura para regularizar mercancías extranjeras que no cumplieron con los trámites para su legal importación o porque excedieron los plazos concedidos para su importación temporal. Como los “autos chocolate”, pero de forma legal, permitiendo que un bien que se autorizó para ingresar de forma temporal al país, se convierta en definitivo, previo pago de los impuestos correspondientes. Esta opción, armónica con el paquete fiscal recaudatorio, indica: “paga y regulariza” o dicho en otras palabras: “mientras entregues tributos al Fisco Federal, tienes libertad para disponer de tus mercancías”. Se ve positivo.

Lo que más ha llamado la atención entre los usuarios de las aduanas, es la obligatoriedad de pagar el Impuesto al Valor Agregado (IVA) en importaciones temporales que se usan para producir bienes de exportación, conocidas como empresas IMMEX, así como exigir el pago del IVA de todo el material de ensamble extranjero que las empresas fabricantes de autos y camiones utilizan. Al parecer, el Gobierno Federal cuenta con información cierta de que muchos grupos introducían mercancía al país con la promesa de retornarlas al extranjero, por lo que se permitía su importación temporal sin pago del IVA. El fraude consistía en que esa mercancía no se exportaba, se consumía en México y no se enteraba el IVA. Trillada alusión pero aplicable: pagan justos por pecadores.

Se mira una salida para los importadores que usan insumos extranjeros para producir bienes de exportación, el denominado “crédito fiscal” para las empresas que obtengan una certificación ante el SAT, con renovación anual. Las empresas que no obtengan esa certificación, deberán solicitar una fianza ante una institución autorizada para evitar desembolsar el IVA en la aduana de entrada. Las reglas para el afianzamiento y para obtener la certificación no están contenidas en el texto de la ley, solo se dispone que el SAT, por medio de una resolución miscelánea, determinará a su propio arbitrio, las reglas de operación.

Esta disposición, de cierto, ya impone a los importadores un costo que antes no tenían: 1) el costo de contratar a una afianzadora, negocio que seguramente tendrá un repunte en sus actividades por cuanto los importadores no certificados tendrán que contratar sus servicios, y/o 2) el costo administrativo que implica la obtención y administración de una certificación con vigencia anual. Es claro que no tenemos impuestos económicos, aunado a su determinación compleja y por los costos asociados a su administración, nos hace suponer que los precios de las mercancías extranjeras aumentarán con cargo al bolsillo de la población que los consume.

Con el objetivo de frenar a unos cuantos importadores abusivos, que muy seguramente estarán tramando ya cómo librarse de las obligaciones nuevas que se prevén, se imponen otras nuevas a una gran masa de contribuyentes cumplidos. En el mercado mexicano existen muy pocos productos 100% nacionales, en mayor o menor medida, todos los productos que se consumen en el país contienen insumos extranjeros, así que los efectos de la reforma en el pago de IVA en las importaciones, tarde o temprano tendrá efectos en la población en general.

Se mira positivo que en el proyecto de Ley Aduanera se repita constantemente que se tendrá un enfoque en la medición y administración de riesgos. Bienvenido el mayor control sobre los importadores que hacen del contrabando su modo de vida, pero no así para los importadores que se presentan de buena fe ante la aduana a liberar insumos para sus procesos de producción. A los contribuyentes cumplidos: la mano; a los que cometan fraudes fiscales intencionales: la ley.

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