Carstens exige reformas aunque destaca disciplina económica
Excélsior, Dinero
Alicia Salgado
El gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, llamó a cambiar de estrategia fiscal, puesto que “no podemos seguir dependiendo de que tengamos buenos escenarios en el mercado petrolero”.
En entrevista, el también ex secretario de Hacienda afirmó que la actual coyuntura macroeconómica que vive el país es favorable para lograr los consensos requeridos, y así lograr las reformas que permitan tener un esquema sustentable para los próximos diez o 15 años.
Carstens explicó que, para la comunidad internacional, México tiene “las ventajas de países emergentes con espacio para crecer, pero sin las presiones inflacionarias de Brasil, China, India y Rusia.
“Mantener la disciplina paga. Es sobre esta plataforma y buena coyuntura que tenemos que construir; sumarle el impulso de las reformas estructurales y convertirnos en una de las economías más interesantes del mundo”, dijo.
Sin cambios de fondo, crecimiento limitado
México tiene ventajas de país emergente y de ser una economía avanzada. En la actual coyuntura tenemos una mejor perspectiva de crecimiento que Brasil para los próximos dos años e incluso que algunos países avanzados, pero al final del día, el mantener la disciplina y el paso de poco servirá si no se aprovecha el buen momento para realizar las reformas estructurales, afirma el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens.
Dice que si bien es válido utilizar los ingresos extraordinarios petroleros como establece el Fondo Monetario Internacional para mitigar temporalmente los efectos que tienen sobre los precios al consumidor los incrementos de los energéticos.
“El mayor reto que tenemos desde el punto fiscal, es ir disminuyendo nuestra dependencia de los ingresos petroleros.”
Advierte que tenemos que lograr los consensos suficientes para que haya una estrategia fiscal sostenible por los próximos 15 años, que sea impulsora del crecimiento, pero también sustentable en el tiempo.
En entrevista con Excélsior, comenta que en el entorno del G20 o en la reciente asamblea del FMI y del Banco Mundial, la comunidad de países ve claro que México tiene una mezcla poco común, cuenta con “las ventajas de países emergentes, con espacio para crecer, sin las presiones inflacionarias que se observan en Brasil, China, India, Rusia, Chile y, las ventajas de países avanzados por la estabilidad fiscal e inflacionaria, pero sin los problemas estructurales que enfrentan, como el sobreendeudamiento público, el déficit fiscal y la reducida solidez del sistema financiero.”
Agustín Carstens comenta que en la reunión del Comité de Desarrollo del Banco Mundial, “se está pronosticando que México va a tener un mayor crecimiento que Brasil en los próximos dos años, lo cual es alentador, pero no oculta que hay retos importantes.
“Venimos de una recesión muy grande y mantener la disciplina, mantener el paso, paga, tenemos que darnos cuenta como país, que es sobre esta plataforma y buena coyuntura macroeconómica sobre la que tenemos que construir, para sumarle el impulso de las reformas estructurales, convertirnos en una de las economías más interesantes del mundo” por la capacidad de generar empleo y distribuir el ingreso.
“Ello le daría el potencial al país para tener una mejor perspectiva de largo plazo, no solo el tener la ventaja derivada del esfuerzo macroeconómico que hemos venido haciendo.”
Insiste en que la discusión fundamental que debería tenerse en México en la actual coyuntura son cambios que den una buena plataforma de crecimiento.
Agrega que “es necesario que pronto se establezcan los consensos para que haya una estrategia fiscal sostenible para los próximos años, porque aún si la capacidad de petróleo aumenta, es difícil pensar que va elevarse a la velocidad en la cual se van a requerir aumentos de ingresos para financiar los programas sociales.”
Confía en los escenarios
Al preguntarle si creía en que podría alcanzarse el consenso ante la actual coyuntura electoral, el gobernador del Banco Central comentó: “Creo que poco a poco la conciencia está despertando en nuestro país, pues sí sería bueno que ya lo empezáramos a resolver gradualmente y que no nos tome de sorpresa este tema”.
Subraya que México cuenta con margen de maniobra para enfrentar un deterioro del escenario internacional, pero que no puede bajarse la guardia, pues está conciente de que lo que dominará esta década, será el esfuerzo fiscal que tendrán que realizar las economías avanzadas para re equilibrar sus déficits.
Apunta que en el contexto actual, los organismos de Bretton Woods han retomado su relevancia, pues mientras hace tres años no tenían a ningún cliente, solo atendían a algunos países de ingresos bajos, la crisis y la forma en que se han transparentado los desajustes, hacen que por primera vez desde la segunda guerra mundial, tres países europeos (Grecia, Portugal e Irlanda) se hayan convertido en usuarios de recursos financieros de estabilización con sumas muy grandes.
Reconoce que el FMI se ha vuelto pragmático, pues “tiene que actuar con bastante agilidad, ajustando su política de créditos como la extendida a México y Polonia”, lo que en su opinión es un cambio de mentalidad importante y, también apunta que los mismos países industriales se han dado cuenta de que por sí mismos no pueden dar ayuda bilateral a países que requieren de estabilizar su crisis de pagos, lo que ha abundado a favor de la cooperación financiera.
Divisas, bajo prueba del ácido
Al cuestionarle sobre el futuro del euro y si la crisis no ha desvelado que es una gran ficción comenta: “No me atrevería a decir que es una ficción, pero sí que están pasando por una prueba del ácido. Sin duda, no hay régimen monetario a prueba de balas y uno de los grandes retos de una unión monetaria es precisamente cuando un problema bancario, un problema fiscal muy fuerte se presenta. Esto porque la flexibilidad de régimen monetario facilita enfrentar crisis bancarias o crisis fiscales”.
Agrega que el reto para la Unión Europea es que si logran superar la crisis sin afectar su sistema, le darán credibilidad al euro.
Opina que las medidas tomadas hasta ahora han sido duras, urgentes, pero correctas, pero la gran pregunta es si tomarán acciones estructurales para “darle mayor sustentabilidad al euro, y requieren de una gran disciplina fiscal en línea así como un mayor fortalecimiento de sus sistemas financieros. Son los dos retos más grandes. Aún no sabemos el fin de la historia pero hasta ahora han respondido a los que se ha requerido.”
Interrogado sobre la postura de China e India de reclamar una mayor participación de sus divisas en la canasta de monedas que definen los Derechos Especiales de Giro, comenta: “Al final del día lo importante es reconocer si el mercado acepta esas divisas como medio de pago y unidad de cuenta para transacciones internacionales. Creo que hasta que no sean divisas ampliamente utilizadas en operaciones comerciales, donde haya realmente una libre convertibilidad del Rebimbi a otras divisas, incluso del Real brasileño a otras divisas, difícilmente se aceptarán esas monedas.”
Comenta que en el caso de México, el peso ya es más líquido y comerciable a nivel global, pero está difícil pensar que va a llegar a tener una relevancia como el dólar, el euro o la libra por lo menos las siguiente dos o tres décadas, pero que por su relevancia en la economía mundial, países como Brasil o como China, podrían lograrlo aunque no de forma automática.
Finalmente comenta que en el caso de los desequilibrios de deuda y fiscal en Japón y Estados Unidos, su corrección será un tema que va a dominar la discusión en los 10 próximos años.