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Excélsior, P10-Dinero

Engge Chavarría

De aumentar el próximo año la tasa de 28 a 30 por ciento del Impuesto Sobre la Renta (ISR), que grava la utilidad de las empresas, traería efectos colaterales que llegarían a hasta un pago de siete por ciento más de lo que pagan las compañías por este gravamen.

Fiscalistas consultados por Excélsior explicaron que, de aprobarse la medida, las empresas tendrán menor liquidez, lo que ocasionará que reduzcan su plantilla laboral o trasladarse a otros países con un esquema fiscal donde no se vean tan reprimidas.

Herbert Bettinger, fiscalista del Área de Impuestos del despacho Ernst & Young, explicó que el incremento de la tasa del ISR hasta 30 por ciento se traduce en un siete por ciento real y se traslada a toda la cadena productiva.

“Los diputados no lo vieron, pero esperamos que los senadores (en donde hoy está la última decisión de la medida tributaria) se den cuenta de que es más grave aumentar el ISR que el IVA, porque le pegas directo al empleo”, dijo en entrevista.

Además, México perderá competitividad, debido a que la tasa de 30 por ciento resultará muy alta en comparación con los países que compite directamente: Guatemala, El Salvador, Honduras y Costa Rica, “en donde seguramente los inversionistas huirán a estas naciones ante mejores condiciones”.

Juan Manuel Franco, miembro de la Comisión fiscal del Colegio de Contadores Públicos de México (CCPM), coincidió en que el aumento se convierte para los empresarios en un alza de siete por ciento real, pero señaló que la meta de recaudación del gobierno federal por esta medida (63 mil 791 millones de pesos) es “ilusoria”, ya que pone a las empresas en terreno frágil, “al mermarles su liquidez, pues no invertirán en México, ni crearan empleos y mucho menos aportarán al fisco”.

El experto detalló que, por ejemplo, por cada peso ganado de una empresa, en el esquema actual paga 28 centavos al Servicio de Administración Tributaria (SAT), pero de incrementan el ISR van a pagar dos pesos más, que representa el siete por ciento real.

El también miembro del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP), dijo que el gobierno federal va en contra de lo que están haciendo otros países. Alemania acaba de anunciar que reducirá impuestos el año próximo para incentivar su economía.

“Uno de los objetivos que debe trazar la política fiscal del país es incentivar estímulos fiscales a las empresas, para que tengan dinero para invertir en tecnología, infraestructura empresarial, y crear empleos capacitados; hoy en México, pese a que el SAT asegura que hay estímulos fiscales suficientes son realmente pocos en comparación con países latinoamericanos”, indicó.

El fiscalista reconoció que la tasa impositiva de 30 por ciento del ISR será más dañina entre las medianas y pequeñas empresas, debido a que tienen menores esquemas para estar fondeando sus operaciones en comparación con las grandes que se capitalizan con dinero de sus filiales.

Herber Bettinger, quien también es fiscalista del Instituto Tecnológico Autónomo (ITAM), compartió la postura con su homólogo de que las medianas y pequeñas corporaciones, las que dan el mayor número de empleos en el país, “se tronarán más los dedos, porque su interés es sobrevivir y con el aumento está el riesgo de descapitalizarlas”.

Ambos aseguraron que en el caso de que el Impuesto al Valor Agregado (IVA) se eleve un punto porcentual y se ubique en 16 por ciento no hay tanto problema para las empresas, porque trasladan ese costo a los consumidores y lo que paguen de este gravamen a sus productores lo acreditan contra el ISR.

Para el contador público Armando Palacios, de la Universidad Marista, las grandes empresas sufrirán una afectación por el aumento del ISR, pero será más severo en los asalariados que son el brazo derecho del SAT.

Indicó que los asalariados del país también sufrirán los efectos, sus ingresos se mermarán porque se tendrá que calcular el impuesto con la nueva tabla.

Según datos del SAT el 56.9 por ciento del padrón de Registro Federal de Contribuyentes está conformado por asalariados, en tanto que las empresas apenas ocupan 4.4 por ciento.

Ahorcan capitales

Pese a que son menos agresivas las modificaciones que pretende aprobar el Senado de la República en el esquema de consolidación fiscal, a las que inicialmente propuso el Ejecutivo Federal, académicos aseguran que las empresas se verán “raspadas”, debido a que pagarán impuestos atrasados, capital con la que muchas aún no cuentan.

Las consecuencias serán que ese dinero, que el fisco pretende recaudar y que asciende a más de 23 mil millones de pesos, se deje de invertir en infraestructura y fortalecimiento de las compañías, según especialistas.

José Luis de la Cruz, jefe del Área Económica del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores Monterrey, señaló que este será el segundo golpe que recibirán las empresas ante el incremento de Impuesto Sobre la Renta de dos puntos porcentuales en 2010.

El experto indicó que las únicas afectadas serán las grandes empresas que consolidan sus ganancias y pérdidas entre todas sus filiales, por lo que difieren sus pagos fiscales.

Añadió que es un error desaparecerlas, debido a que el mecanismo es positivo, pero implica un paso hacia atrás al exigir los pagos más rápido.

José Isabel Trejo, presidente de la Comisión de Hacienda de la Cámara de Diputados, asegura que con este esquema no se está cancelando el régimen de consolidación fiscal.

El pago diferido quedó en que el primer abono al fisco será de 40 por ciento, es decir, adeudos de 2004 en adelante, el resto, de cuatro parcialidades de 15 por ciento.


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