Sistema fiscal mexicano, a la zaga
El Financiero, Finanzas
Marcela Ojeda Castilla
A pesar de que organismos internacionales reconocen que México ha avanzado en materia fiscal, indicadores de los propios organismos ubican al país entre los peores niveles en aspectos como la recaudación efectiva, la facilidad para el pago de impuestos y el uso eficiente de los recursos fiscales.
Tanto frente a países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) como de América Latina, México ha perdido competitividad, debido principalmente a su añeja adicción a los ingresos tributarios volátiles, inherente a la ausencia de cambios fiscales profundos.
En esto coinciden estudios tributarios y de competitividad de la OCDE, Banco Mundial (BM), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), Foro Económico Mundial (WEF), Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) y PricewaterhouseCoopers, organismos que urgen se realice una auténtica reforma fiscal.
De lo contrario, México se irá rezagando más, viendo crecer a otras economías, mientras sus incentivos para que las empresas inviertan y creen empleos seguirán diluyéndose.
Y si hoy está en el lugar 91 entre 133 países en los que el WEF midió el alcance y efecto de los impuestos, pronto ingresará al área de las centenas.
Rezagos recaudatorios
Cifras de la OCDE indican que en los ochenta, el nivel de recaudación de México como porcentaje del PIB era de alrededor de 15 por ciento, muy similar al de Corea y ligeramente superior al de Turquía.
Casi tres décadas después, Corea recauda 28 por ciento y Turquía alrededor de 23.
En ese lapso México no sólo no ha podido elevar su recaudación en más de 19 por ciento, sino que permanece muy por debajo de los niveles de los países miembros de la OCDE, donde el promedio es de 30 por ciento; mientras Suecia y Dinamarca incluso han logrado índices superiores a 50 por ciento de su PIB.
Según cifras del Imco, en un estudio realizado entre 48 países, el índice de presión fiscal -asociado a una baja recaudación y a su alta dependencia de la explotación de recursos naturales- es de 82.2 puntos en México contra 33.1 en Suecia, 34.2 en Dinamarca, 71.6 de Corea y 69.1 de Turquía.
“La baja recaudación y la alta dependencia de la renta petrolera perjudican fuertemente al país no sólo para la competitividad, sino para la capacidad de enfrentar una crisis, y son un indicador de un gobierno débil y con pocas capacidades fácticas”, subrayan los especialistas del Imco.
Los analistas de la Cepal advierten que la dependencia de los recursos petroleros es uno de los factores de mayor exposición ante las perturbaciones internacionales y ante la baja de precios de esos recursos.
“El hecho de contar con una gran parte de ingresos basados en la explotación de recursos naturales impide en muchos países el desarrollo de impuestos tradicionales de carácter más estable (ISR), como en el caso de Ecuador y Bolivia, y también se traduce en un menor nivel de presión tributaria, como en México.
“Países con una carga tributaria más elevada como Brasil, Uruguay, Argentina y Chile -cuyos niveles de recaudación superan 20 por ciento del PIB-, muestran mayor capacidad recaudatoria que aquellos como México, Guatemala y Paraguay, que apenas reúnen más de 10 por ciento del PIB y cuentan con deficiencias recaudatorias de carácter estructural que se ven potenciadas en épocas de crisis”, describe la Cepal.
Asimismo, destaca que una carga tributaria más elevada implica mayor capacidad de reasignación de recursos, por lo que el nivel de presión tributaria es considerado como un indicador clave de los posibles efectos de la crisis en materia de recaudación.