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Maricela González es contadora independiente desde hace un lustro. Antes de emprender el camino profesional por su cuenta, trabajó 25 años en el Servicio de Administración Tributaria (SAT). “El sector público fue mi mejor escuela”, dice. Allí aprendió los pormenores de todos los trámites: desde una inscripción en el Registro Federal de Contribuyentes hasta declaraciones de grandes consorcios.

González admite que su experiencia en el SAT es la mejor carta de presentación ante sus clientes. Pero la responsabilidad y la capacitación constante son las garantías de su trabajo. La independencia laboral es una opción viable para los profesionales contables que saben administrar su tiempo, están actualizados, cumplen con sus clientes y actúan de manera ética y profesional, afirman contadores y académicos.

Miguel Ángel Martínez, profesor de la Facultad de Contaduría y Administración (FCA) de la UNAM, es un convencido del trabajo independiente como opción para los contadores y lo recomienda a sus alumnos. “Tienen más libertad que en el sector público o privado, donde se queda atorado mucho talento”, dice. Advierte, sin embargo, que la independencia laboral tiene sus requisitos. Uno clave es la buena administración del tiempo.

El contador que trabaja por su cuenta piensa que controla su tiempo, pero no es así, aclara. “El tiempo está determinado por sus compromisos con los clientes, porque muchos trámites tienen fechas y términos”. Asegura que uno de los riesgos es “decir que sí a todo, aunque luego no puedan cumplir”. Por eso es recomendable, dice, no saturarse de trabajo.

LA CAPACITACIÓN ES INDISPENSABLE

Hay muchas razones para buscar la independencia laboral. Una es la posibilidad de incrementar los ingresos, a pesar de sacrificar prestaciones como la seguridad social, el aguinaldo, las vacaciones pagadas y el fondo de ahorro. Estos beneficios, sin embargo, ya no son tan atractivos en las empresas, dice Samuel Hernández, contador independiente que recomienda pagar por cuenta propia el Seguro Social y contratar un seguro de gastos médicos.

Aunque un contador independiente renuncia al salario fijo de un empleo “seguro”, tiene la oportunidad de ganar más dinero en función de lo que trabaja, dice Martínez. “Su eficacia tiene que ir de la mano con una preparación y actualización constantes, en todos los ámbitos de la contabilidad”, recomienda.

LA ACTUALIZACIÓN, UN TRAMPOLÍN

Un contador independiente debe estar preparado para trabajar en distintos sectores, dice Leticia Hervert, vicepresidenta general del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP). Eso no obliga al contador a saberlo todo porque “no somos todólogos”, advierte. Significa que debe estar dispuesto a hacer alianzas profesionales con expertos de otras áreas para compartir información y, quizá, trabajo, dice Hervert.

Su recomendación es acercarse a los colegios profesionales y especialistas de diversas áreas, y que el contador a su vez también pertenezca a uno. Un contador colegiado, que cumple con las 65 horas de capacitación al año para mantener su certificación, amplía su campo laboral y aumenta su valor, dice la vicepresidenta del IMCP. “Es la manera de vender al usuario de mis servicios, un producto profesional, actualizado y de calidad”, afirma.

Martínez, de la UNAM, asegura que es más fácil acceder a capacitación y actualización si el contador combina su actividad con la docencia porque eso le permite acceder a becas y cursos con descuentos. Más que dinero, asegura, el contador debe invertir tiempo para estudiar, buscar libros, leer y conocer a fondo las leyes fiscales. “La inversión puede ser muy redituable”, afirma.

Maricela González invierte alrededor de 100,000 pesos al año en capacitación para mantener la certificación que le permite prestar servicios que otros contadores no pueden. “Hay trámites oficiales que exigen el aval de un contador público certificado (CPC) porque se supone que tiene la capacidad técnica comprobada para emitir una opinión independiente”, explica.

LOS EFECTOS DE LA REFORMA

La reforma fiscal de 2013 afectó las ventajas de la certificación para los contadores independientes. González explica que antes había contribuyentes que estaban obligados a presentar un dictamen fiscal avalado por un contador certificado, pero ese trámite ya no es forzoso a partir de la reforma fiscal. Ese dictamen, que se realizaba en tres meses, aproximadamente, costaba entre 50,000 y 200,000 pesos. “Con eso podías pagar una capacitación”, dice la contadora.

Pero la reforma también obligó a los contadores a actualizarse, destaca Martínez, de la UNAM. “Como el contador independiente trabaja para clientes de diferentes sectores, tiene que estudiar más, a diferencia de uno que labora en una empresa y está enfocado en un área”, dice.

LAS BUENAS MANERAS

La honradez y la ética son un valor agregado para los contadores independientes, que muchas veces deben lidiar con contribuyentes que quieren evadir sus obligaciones fiscales. “Piensan que el contador tiene la obligación de acomodar todos sus números y operaciones para no pagar impuestos, y hay quienes lo aceptan por falta de ética o por necesidad”, dice Maricela González.

Hernández aclara que esas prácticas ya no son tan fáciles, pero admite: “Como antes no estaba tan controlada la facturación, algunos contadores inflaban gastos para deducir impuestos”. Al reprobar estas conductas, Martínez advierte que el contador que incurre en estas prácticas “parece que ayuda, pero después mete a la empresa o la persona en grandes problemas”.

También hay casos de contribuyentes que culpan a sus contadores de su falta de cumplimiento fiscal. “Es que no lo hizo el contador”, se excusan, cuando a éste nunca le notificaron sus problemas o le proporcionaron los medios para solucionarlos, dice Gonzalez. Por eso es importante que la sociedad entienda que las operaciones de un contribuyente son responsabilidad compartida, dice. “El ciudadano tiene la responsabilidad de pagar impuestos y el contador de determinar objetivamente lo que se debe pagar”.

SABER VENDERSE

Pero la responsabilidad de los contadores no siempre retribuye reconocimiento a su trabajo, aunque actúe con ética y respeto a las normas. Maricela González asegura que sólo 20% de los clientes paga a tiempo, porque el resto deja al último el pago al contador.

Pero Hernández difiere. Afirma que 90% de las personas físicas paga a tiempo porque el cumplimiento de sus obligaciones fiscales es fundamental para su actividad. “Si van al corriente, no hay multas, recargos ni requerimientos”, dice.

Hay que saber vender a la sociedad los servicios de un buen contador, recomienda Hervert, del IMCP. Uno independiente puede hacerlo muy bien, asegura Martínez, de la UNAM. “Tiene grandes oportunidades de desarrollo profesional si es un apasionado de su trabajo y lo hace con disciplina”.

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