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Por: Daniel Ortíz de Montellano, CAMS, CFCS

Integrante de la Comisión de PLD/FT y Anticorrupción del IMCP

Texto Original: Portafolio. (Julio de 27 de 2016). Así ingresaba a Colombia textiles de contrabando el cartel de Sinaloa. Recuperado el 07 de Agosto de 2016, de Portafolio: Economía: http://www.portafolio.co/economia/cartel-de-sinaloa-ingresaba-textiles-de-contrabando-a-colombia-499121

Hoy en día, los diversos grupos del narcotráfico nos han demostrado que a pesar de que las nuevas tecnologías les han facilitado la creación de esquemas cada vez más complejos, los básicos nunca pasan de moda.

Un claro ejemplo de lo anterior, lo vivimos hace dos años, cuando en la llamada “Operación Fashion Police”, el FBI (Buró Federal de Investigaciones) y la DEA (Agencia Antidrogas), así como el IRS (Agencia de tributación), confiscaron 65 millones de dólares al cártel de Sinaloa, mismos que eran provenientes de actividades ilícitas que estaban siendo disfrazadas en Los Ángeles dentro del “distrito de la moda” como actividades de importación y exportación de ropa de marca.

En esta ocasión, el golpe fue para el mismo grupo delictivo, quien utilizó los vacíos legales de la regulación colombiana para poder blanquear sus capitales utilizando un esquema muy similar al de la operación fashion: El Lavado de Dinero a través del Comercio (TMBL Trade Based Money Laundering, por sus siglas en inglés).

El ya mencionado TBML es uno de los esquemas más antiguos utilizados no solo para lavar dinero, sino también para evadir impuestos, ya que esta es su base: sobre o sub facturación de importaciones y exportaciones, produciendo que el “margen” que queda entre lo que se factura el producto y lo que realmente vale en el mercado sea la ganancia que se puede lavar.

Debemos de recodar que a los lavadores de dinero no les importa “perder” esos pequeños diferenciales, ni mucho menos realizar los pagos asociados a sus esquemas; ellos están conscientes de que toda operación de blanqueo de capitales trae consigo un costo que están dispuestos asumir.

Así funcionaba el esquema

Los contrabandistas comenzaron a darse cuenta que el decreto mediante el que se establecieron aranceles para la importación de artículos de calzado y confecciones incluyó desde el inicio una parte en la que se aclaró que los países con los que Colombia tuviera firmados tratados de libre comercio (TLC) tendrían un trato especial para que dicho arancel no les aplicara, lo que constituyó una alternativa para que los contrabandistas pudieran ingresar al país mercancías ilegales.

Según portafolio, una de las modalidades que emplearon fue la triangulación de la mercancía. Importaban productos hechos en países con los que no había TLC y las hacían pasar como si hubieran sido elaborados en países que sí lo tenían. Esto se da con México, Honduras, Estados Unidos, Ecuador y Perú. Lo que les permitió lavar dinero mal habido y de paso, evadir el pago de aranceles.

Portafolio aclara que las autoridades nacionales detectaron rápidamente que las importaciones desde estos destinos tuvieron un incremento acelerado, especialmente en artículos de calzado y confecciones, cuando anteriormente el volumen de esos artículos era muy bajo desde los países antes mencionados.

Cuando se analiza el caso de los EE. UU, se encontró que desde Los Ángeles (nuevamente), se creó una plataforma de empresas para comercializar productos de Asía; Lo anterior, ya que se aprovecharon cláusulas del TLC con los EE.UU en donde se estipula que las empresas pueden auto certificar el origen de la mercancía.

Una vez que se detectó el incremento en el volumen de importaciones provenientes de los EE.UU, las autoridades colombianas comenzaron a trabajar de cerca con las estadounidenses para desarticular una de estas bandas de contrabando, acción que culminó en el famoso caso de Ingeteca. Su esquema de operación funcionaba como se describió anteriormente, se introducían confecciones diciendo que eran provenientes de EE.UU cuando no era cierto y ahí estuvo involucrado el cártel de Sinaloa.

En el caso de México, lo que se introducía de manera ilícita eran artículos de calzado. La DIAN (Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia) registró importaciones por más de dos millones de pares de zapatos, sin embargo, las autoridades mexicanas únicamente tenían registradas cerca de 200,000 unidades con destino a Colombia. Las investigaciones concluyeron, según Portafolio, en que la mayoría del calzado que entraba a Colombia provenía de Panamá. Los agentes que introducían los zapatos a Colombia, argumentaban que eran procedentes de México, pero que en ese país (Panamá) se bajaba la mercancía para distribuirla al resto de la región. No solo fue el contrabando, sino que para que la acción fuera satisfactoria, los criminales hicieron pasar al puerto de Manzanillo en Panamá, como si fuera el puerto que lleva el mismo nombre en México.

Lo anterior, produjo que las autoridades de ambos países estén conscientes de este problema que presenta el comercio ilícito y se encuentren buscando soluciones que les permitan poder verificar en tiempo real qué productos están siendo importados a Colombia y en el caso de Honduras, la DIAN está formulando visitas para verificar que los productos que está exportando este país en realidad son fabricados allí.

¿Qué podemos aprender?

Es cierto que el TBML ha sido desde siempre un esquema complejo para blanquear activos que les ha servido a los grupos de la droga de manera eficiente ya que no solo se mezcla efectivo, sino también bienes tangibles que se confunden con transacciones legítimas del comercio y su rastreo se complica más que si solo fuera el dinero.

Este esquema ha resurgido y los criminales lo han combinado con lo aprendido en los últimos años y con las nuevas tecnologías, ya que ahora no solo se complica por el comercio internacional, sino que también se aprovechan las monedas virtuales como los famosos “Bitcoins” para realizar el pago de las mercancías, lo que impone una nueva dificultad al rastrear los productos y los flujos de dinero, ya que estas monedas virtuales operan fuera del sistema financiero tradicional y de manera anónima, lo que resulta una excelente herramienta para los grupos de la droga.

Sin duda, una vez más se pone al descubierto que el lavado de dinero dejó de ser un delito que se puede combatir de manera aislada. El mundo globalizado e interconectado en el que vivimos obliga a que los países mantengan buenas redes de comunicación e intercambio de información en tiempo real para poder detectar flujos de dinero o de mercancías que rompan patrones conocidos y tomar acciones de inmediato. De lo contrario, los grupos criminales seguirán teniendo una gran ventaja sobre los gobiernos. Debemos de encontrar herramientas que permitan una comunicación más eficiente y solo de esta manera podremos ir cerrando los atajos que estos grupos encuentran.