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Uno de los retos que deberá enfrentar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador es la captación de mayores ingresos públicos, pues la reforma fiscal que se hizo en el 2014 no ha sido suficiente para generar los ingresos que requiere el país durante los siguientes seis años, coincidieron expertos en política fiscal.

“Una reforma que recaude más es indispensable, si no, nos vamos a meter en un problemón con los compromisos de gasto que se van a tener”, expuso Héctor Villarreal, director general del Centro de Investigación Económica Presupuestaria (CIEP).

Aunque, coincidió con la idea de que el gobierno siguiente busque primero arreglar la estructura del gasto público, luego los ingresos de los estados y municipios, y posteriormente se debe pensar en una reingeniería tributaria.

Mencionó que en la siguiente Convención Hacendaria se debe clarificar los ingresos que el gobierno tendrá y cómo los va a obtener, especialmente por el hecho de que no se subirán, ni crearán nuevos impuestos.

“Creo que la forma en que entendemos al gobierno central y Federación vamos a tener que replantearlo. En la Convención Hacendaria se debe dejar claro cómo los estados van a generar sus ingresos propios”.
Adminsitración tributaria, clave

Villarreal comentó que uno de los puntos clave en los que se deberá enfocar el siguiente gobierno para captar mejores ingresos es través de la administración que se realiza desde el Servicio de Administración Tributaria.

“Si se cumple con la reestructura del gasto, se arregla la recaudación con los estados y se mejora la administración tributaria, entonces, ya se puede proceder a una reforma fiscal de gran calado”.

Sin embargo, advirtió que esta reforma se daría hasta el tercer o cuarto año de gobierno de López Obrador.

Alfredo Elizondo, investigador de GESOC —organismo que realiza el Índice de Desempeño de los Programas Públicos Federales—abundó que también se deben generar mayores incentivos a las empresas para que exista más formalidad laboral y por tanto mejor recaudación.

“El nuevo gobierno tendrá que plantearse esta nueva idea de cómo atraer a aquellas empresas o sectores productivos que están en la informalidad y a la vez cómo modificar ciertos acuerdos que se dan en los gastos fiscales, como exenciones o créditos fiscales”.

A su parecer, el siguiente gobierno debe descartar la idea de que el petróleo será un ingreso importante para las finanzas públicas, pues cada vez aporta menos al gasto público por la volatilidad en los precios internacionales del crudo.

“Las finanzas públicas ya no deben depender de la renta petrolera, no sería sostenible en el largo plazo y creo que el pendiente fuerte es cómo hacer una reingeniería del esquema tributario para que exista un piso más parejo para todos y el pago de impuestos no se concentre en algunos cuantos”.
Esquemas laborales, para mayor recaudación

El director del CIEP indicó que ante la evolución de los esquemas laborales que se están teniendo, el sistema de pago de impuestos no debe depender de si una persona está o no en la formalidad, sino que se debe hacer un sistema más flexible.

“Hay mucho freelancer o gente profesional que trabaja un periodo en la formalidad y otro en la informalidad, esto nos va a obligar a repensar cómo se reclasifica esto, porque debe ir aunado a un sistema de seguridad social”.
Excedentes año con año

Manuel Guadarrama, coordinador de Finanzas Públicas del Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) comentó que los ingresos tributarios jugaron un papel importante en este sexenio, pues ayudaron a mitigar el impacto de la baja en los precios del petrolero a nivel internacional.

“Del 2014 al 2017, los ingresos del gobierno federal han variado por arriba de 10%, es decir, siempre registró excedentes de lo que se aprobaba cada año por el Congreso de la Unión y en lo que realmente cerraba el año. Es un margen importante de excedentes y el cual se debió regular”.

De acuerdo con datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, los ingresos tributarios crecieron 2.8 puntos del Producto Interno Bruto (PIB). En 2014 -año en que entró en vigor la reforma fiscal- representaron 10.3% y para el cierre del 2017 fue de 13.1% del PIB.

El Impuesto sobre la Renta fue el impuesto que más creció como proporción del PIB, pasando de 5.5% del PIB en el 2014 a 7.2% en el 2017. Mientras que el Impuesto al Valor Agregado pasó de 3.8 a 3.7% del PIB en el 2017.

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