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El Banco Mundial está dispuesto a trabajar con el presidente que el pueblo elija, afirmó el Economista en Jefe para América Latina del organismo internacional, Carlos Végh.

“Tengo la sensación de que ninguno de los tres candidatos haría cambios muy importantes a lo que se ha hecho en los últimos seis años. Si hubiera, si existiese alguna diferencia entre candidatos sería más una de matiz que de fondo”, consideró.

De visita en México para participar en un seminario privado del Banco de México, confió que “todos los candidatos continuarán con reformas importantes que se han hecho a partir del 2013 como la energética, la educativa, la fiscal o la laboral, entre las 11 aprobadas”.

Consignó que en el Banco no esperan grandes cambios en la dirección de México y que el nuevo presidente “simplemente dará un poco más de énfasis en el área de corrupción”, lo que afirmó “ ya se está viendo desde ahora”.

En entrevista con El Economista, se refirió a la inflación de México, para asegurar que bajará eventualmente al objetivo de 3%, pero será hasta después de que pase la incertidumbre electoral y una vez que se resuelva la negociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

“Me parece que le tomará unos dos o tres años llegar al objetivo puntual de 3%, pero aun donde está, se encuentra bastante lejos de la típica inflación de América Latina de hace 20 o 25 años, cuando las tasas eran hasta de 25%”, consignó.

Admitió que la inflación es el impuesto más regresivo que existe y que “ciertamente, es la gente pobre la que, de lejos, sufre más por el impuesto inflacionario”.

Sin embargo, matizó que el esfuerzo que ha hecho el Banco de México en el último año, ha sido lo correcto para ayudar precisamente a la gente de menos recursos.

“A pesar de que el Banco de México ha tenido una política monetaria restrictiva (…) han sido conservadores y la han dirigido de manera muy correcta la política monetaria, porque el grado de incertidumbre que ha arrojado el TLCAN y las elecciones han adherido un elemento de incertidumbre importante”, acotó.

El funcionario del Banco Mundial habló sobre el “innegable impacto que tendrá en el crecimiento económico la incertidumbre”; de hecho, es el organismo internacional con la expectativa de crecimiento más baja para México, de 2.1 por ciento.

Llega a México en la antesala de las campañas electorales rumbo a la presidencia y al finalizar la séptima ronda de negociación del TLCAN. ¿Cómo afectan estos escenarios a la economía?

Es innegable y está comprobado científicamente que la incertidumbre siempre afecta un poco el crecimiento. Quizá lo más preocupante es que la renegociación del TLCAN se ha complicado. Nosotros mantenemos nuestro pronóstico en 2.1% para este año.

—¿Cómo se complica el escenario si llegara a ganar el candidato que lidera las encuestas?

Tengo la sensación de que ninguno de los tres candidatos haría cambios muy importantes a lo que se ha hecho en los últimos seis años.

—¿Cómo ve la política que se usó después de la crisis mundial en la que las economías de la región se endeudaron para crecer?

Fue una excelente estrategia hacer política fiscal contracíclica en ocasión de la crisis financiera global en el 2008-2009. Si uno hace política contracíclica en vacas flacas, es porque logró un ahorro fiscal en época de vacas gordas. Si uno ve cuánto ahorró la región en la década de oro de precios de commodities, entre el 2003 y el 2013, fue poco. El error no fue aplicar una política contracíclica en épocas malas, sino que se ahorró poco en las buenas y por eso casi todo América Latina y el Caribe tiene una situación frágil.

—Ocho países tendrán elecciones presidenciales este año. ¿El banco lo ve como una oportunidad para hacer reformas?

Podrían encontrar la forma para subir la productividad en la región, a través de una integración en materia comercial y financiera. La región sigue siendo una de las menos integradas en el mundo. El comercio entre países latinoamericanos es bajísimo. Debemos empujar también la integración de infraestructura, la de transporte de bienes de importación, del sistema camionero.

—¿Qué papel juega el comercio en esta tarea de integración?

Tratar de completar la integración comercial implica hacer uso de los tratados de libre comercio dentro de la región y, en ese sentido, la Alianza del Pacífico es un paso adelante. Mercosur nunca ha sido un fuerte motor de crecimiento, pero ahora el presidente Macri que está tratando de acercarlo a la Alianza del Pacífico y está negociando con la Unión Europea por primera vez en 20 años. El Tratado Integral y Progresista de la Asociación Transpacífico tiene un potencial en sí mismo y nos lleva a otro punto clave: la competencia dentro de la región.

—En México se habla de hacer una segunda ola de reformas.¿Sería oportuno?

En el caso de México hay como seis reformas iniciadas y en ejecución, como la de telecomunicaciones que favoreció a bajar los costos y tarifas y aumentó la cobertura. No es lo ideal empezar una reforma nueva tres meses antes de una elección presidencial.

Además, sí se han hecho cosas buenas en los últimos 15 años en la región. Se ha cortado la pobreza a la mitad. La clase media ha aumentado 40%, así que no digo de ningún modo que no se hayan hecho cosas buenas, pero estoy hablando de lo que se puede mejorar.
consejos fiscales deben ser autónomos
México debe reforzar sistema tributario sin recortar inversión

México no requiere de otra reforma fiscal profunda, pero sí necesita reforzarla para que las finanzas públicas tengan un espacio para racionalizar el gasto, consideró Carlos Végh, economista en jefe del Banco Mundial para América Latina y el Caribe.

“Si se pudiera reforzar la reforma fiscal y racionalizar más el gasto público, México estaría más cerca del promedio de recaudación que tienen los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, el cual se ubica en 35% del Producto Interno Bruto y en México está en alrededor de 17.5%”, mencionó en entrevista.

Comentó que el objetivo del gobierno mexicano no debe ser recaudar más sólo por incrementar ingresos, sino que debe enfocarlo también a un uso más eficiente.

Agregó: “si se gastara bien 20 o 25%; es decir, que no exista corrupción y se gastara con eficiencia, podría ser una cifra razonable para atender tanto las necesidades de inversión pública como las sociales”.

Para Végh, el hecho de que México haya logrado un superávit primario al cierre del 2017 y que estime tener otro en el 2018 es una buena señal de sus finanzas públicas.

Sin embargo, reconoce que haber logrado este superávit primario sacrificando el gasto en inversión no fue la mejor opción, pues se deja a un lado la infraestructura, que es el principal motor para generar productividad y competitividad en un país.

“En lo que llamamos la anatomía de los ajustes fiscales en Latinoamérica, lamentablemente lo que uno ve es que gran parte ha tendido a recaer en la inversión pública porque es lo más fácil de ajustar”, señaló.

A su parecer, México, al igual que las demás economías latinoamericanas, ya no debe continuar haciendo más recortes a la inversión pública, ya que ello implicará un menor crecimiento de la región.

“En el 2017 —afirmó— el crecimiento de Latinoamérica será de 1.1 por ciento. Esto se deberá principalmente a la mejora en los precios de los commodities, crecimiento en Estados Unidos y una mayor estabilidad tanto en la Unión Europea como en China”.

“Si la región quiere crecer más de 1.1% y estar cerca de 3%, necesita encontrar sus propios motores de crecimiento”.
A FAVOR DEL CONSEJO FISCAL

El economista opinó que los consejos fiscales, como los que se tienen en Chile, Perú y Colombia, pueden ser un camino para que México pueda orientar de mejor manera su estructura fiscal.

“Soy partidario de los consejos fiscales, sobre todo si adoptan, como en Chile, una regla de balance estructural equilibrado, o como en Colombia, donde el Consejo Fiscal se encarga de calcular su déficit”, dijo.

Añadió que los consejos fiscales deben ser autónomos, pues se tiene mayor objetividad sobre las decisiones económicas.

“El hecho de que yo esté viendo que hoy funciona bien el sistema fiscal no implica que si se cambia de gobierno siga funcionando igual (…) en un mundo ideal es bueno tener un Consejo Fiscal como una especie de contralor para saber cómo se están manejando los recursos”, concluyó. (Y. Morales y E. Albarrán)

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