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La implementación del Presupuesto Base Cero (PBC) que se hizo en el 2015 como efecto de las restricciones que tenía el gobierno federal por menores ingresos petroleros permitió hacer una reingeniería del gasto público, aseguró Fernando Galindo Favela, subsecretario de Egresos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP).

Sin embargo, para diversos expertos, el PBC no se llevó a cabo de acuerdo con la metodología, pues el gasto público siguió creciendo y la estructura programática se realizó sin contar con un buen padrón único de beneficiarios que ayudara a identificar duplicidades.

En entrevista, Galindo Favela expuso que, en el 2015, el gobierno
contaba con 1,097 programas presupuestales, y para el 2018 serán 875, es decir, una reducción de 20 por ciento.

“La reingeniería del gasto público la iniciamos desde el 2015 (…) para el 2018 hemos venido analizando estos 14 nuevos programas que se van requiriendo como parte de la transición administrativa y es como vamos integrando el número completo de programas presupuestarios que se mandó para el proyecto presupuestario del 2018”.

Sin querer dar cifras de cuánto representó el ahorro de la reducción de los programas presupuestarios desde el 2015, comentó que en los ramos administrativos es donde se observó la mayor austeridad.

“Pasamos de 752 programas en el 2015 a 583 para el 2018. Entonces sí hubo un proceso de depuración importante, de focalizar mejor los programas presupuestarios, de fusionar los que se requerían, y eso nos ha permitido cumplir con las metas del balance financiero”.

Destacó que los últimos datos de la SHCP indican que de enero a mayo los ramos administrativos presentaron una reducción del gasto de 113,000 millones de pesos, respecto del mismo periodo del 2016. “Es decir, estamos ejerciendo en el 2017, 21.8% menos en términos reales, respecto a lo ejercido en el 2016. Estamos disminuyendo el gasto de operación y algunos gastos en inversión”.
PBC se debió basar en plan de desarrollo nacional

Alejandro González, director general de Gesoc —organismo que realiza el Índice de Desempeño de los Programas Públicos Federales (INDEP)— comentó que un enfoque de PBC se realiza a partir de la nada, se pone por delante objetivos y metas con indicadores que se quieren lograr, y el gasto se reestructura en función de esas metas y objetivos.

“En el caso del gobierno federal, los objetivos debieron hacerse con base en el Plan Nacional de Desarrollo (2013-2018). Lo único que se hizo fue adelgazar el número de programas presupuestarios, pero no bajo una lógica de cuáles resultados e impactos se deben obtener”.

Mencionó que, de acuerdo con el INDEP, se debieron eliminar aquellos programas que se ubican dentro de la “caja negra”, es decir, aquellos que ni siquiera pueden identificar su población potencial de beneficiarios o que no cuentan con un padrón único de beneficiarios.

Gasto no se disminuyó

El director de Gesoc enfatizó que en términos absolutos realmente no hubo un ahorro en el gasto público con la reducción de programas que Hacienda hizo, pues a partir del 2016 el gasto público ha sido mayor a lo que se aprobó en el Congreso y al año anterior.

“El gobierno no supo aprovechar esta crisis de ingresos para reestructurar el gasto. Sigue existiendo una lógica inercial y se sigue saturando de programas”, afirmó.

Rodolfo de la Torre, investigador sobre desarrollo social del Centro de Estudios Espinosa Yglesias, consideró que sí hubo un esfuerzo por parte de las secretarías de Desarrollo Social (Sedesol), Salud y Educación para hacer ajustes.

“Sin embargo, el Coneval informó que todavía existían alrededor de 5,000 programas sociales (…) ahí es donde está el problema de compactación, coordinación y alineamiento de los programas”, refirió.

Federico Rubli, vicepresidente de estudios económicos del Instituto Mexicano de Ejecutivos de Finanzas, dijo que el gobierno debió hacer un mayor esfuerzo por reducir gastos, en especial en la estructura burocrática. A su parecer hay oficinas y secretarías de Estado que podrían compactarse y generar un ahorro significativo.

“Fue una gran tomada de pelo, no usaron la metodología del PBC. En una empresa privada este modelo implicaría mayor disciplina y priorizar más el gasto porque elimina duplicidades y el gobierno lo intentó a medias”, acotó.
Pendiente, padrón único

De la Torre refirió que uno de los mayores pendientes de la actual administración es reforzar y crear un padrón único de beneficiarios.

“Ya estamos en el último año de la administración y no ha habido un avance sustancial en el padrón, sobre todo para alinear los programas sociales de las entidades federativas y municipios”, dijo.

Un padrón único de beneficiarios como base de un sistema de asignación del gasto identificaría realmente a la población más necesitada para dirigir hacia ellas los programas sociales, expuso.

El subsecretario de Egresos comentó que la SHCP tiene una plataforma para la inclusión financiera, la cual permite tener un padrón único.

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