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Pagar impuestos puede convertirse en una mala experiencia cuando se carece de una mala asesoría, pero aplicar el Impuesto Empresarial a Tasa Única (IETU), ha resultado una pesadilla.

En 2008, cuando entró en vigor el IETU, Rodrigo Correa ni siquiera empezaba la carrera de contabilidad, pero los 4 años siguientes pasó buena parte de su tiempo aprendiendo a aplicar y pagar correctamente ese gravamen.

Desde el principio escuchó la advertencia: el IETU complica la administración de las empresas porque genera una doble contabilidad.

Para volverse “indispensable” en cualquier organización, decidió volverse un especialista en el tema.

“No es tan complicado en términos generales aprender el IETU porque es similar a lo que haces con el IVA, la bronca es que para llevar correctamente el IETU te toma un rato poder aplicarlo”, dijo en entrevista.

Cursos, largas horas de capacitación y práctica afinaron las habilidades de Correa en IETU, pero éstas ya no serán necesarias porque la propuesta de reforma hacendaria considera su desaparición.

“Fue monstruoso lo que hicieron con ese impuesto, el IETU fue el peor error cometido por la autoridad; inhibía la inversión, inhibía el empleo, estaba perfectamente comprobado y aun así tardó todo este tiempo en desaparecer”, consideró Pedro Carreón, vicepresidente fiscal del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP).

Con más de 20 años de experiencia en la contabilidad previo a la llegada del IETU, para Carreón no fue tan complicado aprender la parte legal del gravamen, el problema vino con su aplicación, los errores y complicaciones que genera.

“Aprenderlo no fue tan malo, la pesadilla vino con el control de ese impuesto, llevar una contabilidad paralela en flujo de efectivo y hacer planeaciones de pago.

“Aún no recibías un pago o generabas una utilidad y ya había que hacer un pago de IETU, había que hacer malabares”, explicó.

A pesar del tiempo invertido en capacitación, ambos contadores coinciden en que decirle adiós al IETU es positivo para la fiscalización, no así la desaparición del dictamen fiscal que lleva más de 50 años de vigencia y que realizan más de 60 mil contadores.

La buena noticia, es que ni ése ni otros cambios supondrá el despido de contadores.

“Yo veo difícil que las empresas se libren de contadores o que las personas físicas ya no quieran al suyo, más allá de facilitar las cosas la reforma termina complicando muchas de ellas; se va el IETU, pero también infinidad de deducciones”, apuntó Martín Fierro, socio fiscal de RSM Puebla.

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