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Las empresas que no aportan un beneficio a la sociedad no pueden ser consideradas empresas”. Gustavo Cisneros Buenfil, presidente de la Coparmex Mérida, recuerda uno de los principios imprescindibles del sindicato patronal para destacar la importancia de la ética en el mundo de los negocios y en la sociedad en general.

“Este tema es especialmente relevante hoy, cuando vemos que el país está como está porque los mexicanos hemos desterrado los valores morales de nuestra conducta diaria”, sentencia.

Coincide plenamente Juan José Abraham Dáguer, presidente de la Cámara de Comercio de Mérida, quien además está convencido de que el proceder ético no sólo es posible, sino que debe regir la manera de actuar de todas las empresas.

Ambos líderes del sector privado participaron en la mesa panel “Ética y valor empresarial”, celebrada ayer en el Gran Museo del Mundo Maya como parte de la penúltima jornada de la XXXI Semana de la Contaduría Pública, organizada por el Colegio de Contadores Públicos de Yucatán.

Los acompañaron en la mesa el C.P. Alfredo Esquivel Boeta, vicepresidente del sector empresarial del Instituto Mexicano de Contadores Públicos (IMCP); Alejandra Pacheco Montero, de la Comisión de Empresarios Jóvenes de Coparmex, y Ligia Aguayo Rosado, como moderadora.

El largo plazo

Cisneros admite que “en esta sociedad tan mercantilizada, en la que lo único que importa es el ‘tanto tienes, tanto vales’, los empresarios que actúan con ética la ven difícil. Deben competir en desventaja con empresas que pasan por encima de lo lícito para lograr sus objetivos”.

Sin embargo, dice, esta tensión entre las ganancias y los valores es sólo aparente.

En ese mismo sentido, Abraham Dáguer comenta que “obrar con apego a los valores puede parecer un estorbo en el corto plazo. Cuando alguien da una mordida o realiza una práctica indebida a lo mejor consigue lo que quiere en ese momento. Pero es difícil que eso se sostenga indefinidamente”.

“A la larga, la ética rinde dividendos. Las empresas más admiradas por su rectitud y sus principios son las que permanecen. Grandes corporaciones se han desmoronado por sus prácticas corruptas: ahí están los escándalos de Enron y la brasileña Oderbrecht…”.

La sociedad sale beneficiada cuando las empresas se acostumbram a competir con un mejor precio, un mejor producto o servicio, un valor agregado, dice el presidente de la Canaco. “Y es en función de esa oferta de valor y del trato diferenciado al cliente que se logran los resultados más consistentes”.

“Una cosa es muy clara: tener ética permite a la empresa afrontar cualquier dificultad, por complicada que parezca”, finaliza Cisneros.

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